LDV N° 152 Vall∴ de Asunción
Plancha Nº 01 Maestro

La Muerte y Exaltación de Hiram Abiff: El Misterio Central del Maestro

Tema: Leyenda de Hiram como muerte de la personalidad y resurrección de la Individualidad

Hiram Abiff, el Féretro, Los Tres Enemigos, El Levantamiento

La Muerte y Exaltación de Hiram Abiff

Mis QQ∴ HH∴,

Cuando fuimos exaltados al grado de Maestro, vivimos la leyenda de Hiram Abiff. No fue un paseo simbólico. Fuimos golpeados, encerrados en un féretro, buscados durante días y finalmente levantados de la muerte.

Esta plancha es un recordatorio de qué pasó y por qué es el misterio más importante que enfrentaremos.

Visualicemos: el féretro. Nosotros dentro. Oscuridad total. Tres golpes resonando en nuestro cuerpo. Luego, el silencio de la muerte.

Después, manos que nos buscan. Finalmente nos encuentran. Nos levantan con ese toque de maestro, ese agarre de garra que se siente como si la carne se desprendiera de los huesos.

Eso no es teatro. Es iniciación a la muerte real mediante la vivencia del cuerpo.


Hiram Abiff y la Construcción del Templo

Hiram Abiff era el Arquitecto y Gran Maestro de la construcción del Templo de Salomón. No era un constructor ordinario. Él conocía los secretos de la geometría sagrada. Podía levantar columnas de bronce fundidas. Coordinaba setenta mil aprendices, ocho mil compañeros y tres mil seiscientos maestros.

Lavagnini enfatiza: Hiram era exacto, justo, siempre el primero en llegar. Su palabra era ley. Su integridad era absoluta.

Para mantener el orden en una obra tan inmensa, él instituyó los signos, toques y palabras secretos. Así, cada categoría de obrero se reconocía. Recibían el salario según su grado y capacidad.

Este es un punto crucial: el secreto masónico nace de la necesidad de orden, no del capricho. Hiram creó jerarquía no para dominar, sino para que cada uno recibiera lo que merecía según su comprensión.


El Crimen: Los Tres Asesinos y Sus Herramientas

Tres compañeros celosos decidieron obtener los secretos de maestro por la fuerza. Sabían que solo Hiram los poseía. Pensaron: “Si lo obligamos, revelará”.

Se armaron con tres herramientas especializadas:

  • El primero: Regla de veinticuatro pulgadas. Golpe al brazo izquierdo: la acción, la voluntad de hacer.
  • El segundo: Escuadra. Golpe al pecho: el corazón, la intención, la conciencia.
  • El tercero: Mallete. Golpe mortal a la frente: el intelecto, la claridad.

Hiram intentó escapar. Se dirigió al occidente, el lado de la muerte simbólica. Lo alcanzaron en una puerta de emergencia. Los tres golpes cayeron en sucesión rápida. Hiram cayó muerto.

Los asesinos lo escondieron provisionalmente detrás de escombros. Por la noche, lo llevaron a la cumbre de una colina solitaria, hacia el Occidente, lejos del Templo.

Lavagnini señala: El occidente es el lado donde muere el Sol. Hiram muere hacia el lado donde muere la luz. No es casualidad de narración: es geometría simbólica.


El Ritual: Los Siete Momentos del Levantamiento

Ahora comprenderemos por qué el ritual de exaltación es tan intenso. No se explica, se vive corporalmente.

Momento 1: El Juicio Inicial

Los maestros nos recibieron como jueces inexorables. Examinaron nuestro mandil blanco (nuestra conciencia, nuestra pureza). Examinaron nuestras manos (nuestra voluntad, nuestros actos).

La pregunta no era teórica: “¿Eres culpable?”. La pregunta es a nuestras manos: ¿Qué construimos? ¿A quién golpeamos? ¿Qué manchamos?

Esto representa el momento donde la Personalidad (nuestro ego, nuestra identidad social) es puesta en juicio por fuerzas mayores que ella. Nos damos cuenta: no somos jueces de nosotros mismos. Hay un tribunal.

Momento 2: La Retrogradación Simbólica

Fuimos despojados del mandil de compañero. Temporalmente, retrocedimos. Esto representa que en la muerte, perdemos todos los grados, todas las posiciones, todo lo que construimos externamente.

Un CEO, un maestro reconocido, un padre respetado; en la muerte, todos pierden los títulos simultáneamente. Somos reducidos a nada.

Momento 3: La Cámara del Medio y la Muerte

Entramos a oscuras. Vimos una calavera iluminada sobre un cadáver. Se nos hicieron preguntas sobre la vida y la muerte. No eran filosóficas: eran existenciales.

“¿Qué es la vida?”. No significa “define vida”. Significa: ¿Dónde reside nuestra vida real? ¿En nuestro cuerpo? ¿En nuestra fama? ¿En nuestros pensamientos? ¿En qué permanece cuando todo muere?

Este es el momento donde la mente consciente toca el abismo. Vemos la calavera y sentimos miedo primordial. Eso es necesario. Sin ese miedo, no hay transformación real.

Momento 4: El Ataque y los Tres Golpes

Los tres asesinos nos atacaron tal como atacaron a Hiram. Los golpes fueron físicos, no metafóricos.

  • Golpe a la voluntad: Nos paralizamos. ¿Podemos actuar?
  • Golpe al corazón: Sentimos pánico. ¿Podemos amar?
  • Golpe a la mente: Oscuridad. ¿Podemos pensar?

En ese momento, caímos. Fuimos colocados en el féretro “muertos”. Los tres asesinos nos escondieron bajo hojas. Éramos el cadáver de Hiram.

Momento 5: La Búsqueda por los Nueve Maestros

Durante días, los nueve maestros nos buscaron. Permanecimosmuertos” en el féretro, escondidos, invisibles.

Esto representa algo crucial: cuando caemos a la muerte (crisis, pérdida, fracaso), permanecemos invisibles para el mundo ordinario. Pero hay fuerzas interiores (los nueve maestros) que no cesan de buscarnos.

Los nueve no son externos. Son nuestras mejores intenciones, nuestra verdadera voluntad, nuestra Individualidad luchando por recuperar nuestro Ideal perdido (Hiram).

Momento 6: El Levantamiento con el Toque de Maestro

Finalmente nos encontraron. Nos levantaron con el toque de maestro, ese agarre especial en forma de garra.

Lavagnini es explícito: no es casual que la mano forme garra. Representa que la carne se desprende de los huesos durante la descomposición. Es un reconocimiento brutal de que el cuerpo se disuelve. Sin embargo, algo en nosotros permanece vivo.

Cuando recibimos ese toque, nuestro cuerpo siente la muerte íntima. Y luego, la resurrección.

Momento 7: La Exaltación como “Hijo de la Viuda”

Fuimos presentados como “el hijo de la viuda”, resucitados, iniciados en el misterio de la vida que trasciende la muerte física.

“Hijo de viuda” nos conecta con la tradición del viudo buscando continuidad. Pero también: nosotros somos la viuda, llorando nuestra Personalidad muerta, buscando a nuestra Individualidad resucitada.


El Significado: Los Tres Enemigos Son Partes de Nosotros

Aquí Lavagnini es radical y debe quedar claro para siempre:

Los tres asesinos no son personajes externos. Son nuestros propios enemigos internos.

Primer Asesino: La Ignorancia

Ignorancia no significa “no saber datos”. Significa ceguera a nuestra verdadera naturaleza.

Vivimos identificados con la Personalidad (el cuerpo, el ego, la máscara social). Ignoramos que hay una Individualidad eterna dentro. Esa ignorancia mata a Hiram en nosotros.

Operativamente: ¿En dónde hoy actuamos desde la ignorancia de quién realmente somos? ¿Desde una falsa identidad?

Segundo Asesino: El Fanatismo

Fanatismo es apego extremo a una verdad parcial como si fuera la verdad completa.

Defendemos nuestra interpretación del ritual como la única válida. Insistimos en nuestra visión masónica como si fuera la Verdad Absoluta. Nos volvemos rígidos, intolerantes, cerrados a otras perspectivas.

El Fanatismo mata la flexibilidad que Hiram (el arquitecto real) necesitaba para crear.

Operativamente: ¿Dónde somos fanáticos? ¿Sobre qué creencia hemos endurecido nuestro corazón?

Tercer Asesino: La Ambición

Ambición es buscar poder, reconocimiento y elevación personal por sobre el servicio.

Queremos ser reconocidos como maestros. Queremos autoridad. Queremos que otros vean nuestra sabiduría. Esa ambición no es mala per se, pero cuando domina, mata el propósito real.

Hiram no buscaba reconocimiento. Buscaba construir el Templo. Su ser estaba alineado con la obra, no con su ego.

Operativamente: ¿Enseñamos porque amamos enseñar, o porque queremos vernos como maestros? ¿Servimos porque queremos servir, o porque queremos vernos como servidores?


El Misterio Central: Personalidad vs. Individualidad

Lavagnini enfatiza una distinción que define todo el grado de Maestro:

La Personalidad

  • Es nuestra máscara, nuestro rol social, nuestro cuerpo, nuestro ego.
  • Nace con el nacimiento, muere con la muerte.
  • Es temporal, cambiante, frágil.
  • Es lo que otros ven de nosotros.
  • Se puede perder en una noche (crisis, enfermedad, fracaso).

La Individualidad

  • Es lo que hay en nosotros de eterno, permanente, inmortal.
  • Es el Ser real detrás de la máscara.
  • Nunca nace, nunca muere (solo cambia de forma).
  • Es lo que persiste cuando todo lo externo se desmorona.
  • Es nuestro verdadero nombre (que el mundo profano nunca sabe).

El ritual de exaltación es la transición de la identificación con la Personalidad a la identificación con la Individualidad.

Cuando caemos en el féretro, muere nuestra Personalidad (nuestra máscara, nuestro rol, nuestro ego). Cuando nos levantan, renace nuestra Individualidad (nuestro Ser eterno, nuestra verdadera capacidad, nuestro propósito cósmico).

Lavagnini lo dice así: “Morir para la ilusión de la Personalidad y renacer a la Luz de la Realidad que constituye la Individualidad.”

Eso no es una metáfora bonita. Es una inversión total de perspectiva sobre quiénes somos realmente.


Aplicación Profana: Las Crisis Como Pequeñas Muertes

En la vida profana, experimentamos constantemente “muertes pequeñas” de la Personalidad:

Ejemplo 1: Pérdida de Empleo

Crisis de Personalidad: Éramos “ejecutivos”, “profesionales exitosos”, “proveedores”. De repente, somos desempleados. Nuestra máscara se cae.

Muerte y Resurrección: Durante semanas (el equivalente a “los nueve días de búsqueda”), permanecemos en el féretro psicológico. Estamos sin identidad clara, sin rol social, sin definición.

Luego, el levantamiento: Descubrimos que nuestro valor no era el cargo. Era nuestra capacidad. Nuestra Individualidad persiste. Encontramos nuevo trabajo, a veces mejor. Esto sucede porque ahora basamos nuestra identidad en quiénes somos, no en qué hacemos.

La pregunta masónica: ¿Quiénes somos sin nuestro empleo? Eso es nuestra Individualidad.

Ejemplo 2: Ruptura de Relación Significativa

Crisis de Personalidad: Éramos “en pareja”, “protectores”, “amados”. De repente, estamos solos. Nuestro rol desaparece.

Muerte y Resurrección: El féretro son semanas de soledad. De no saber quiénes somos sin esa persona. La búsqueda es larga. Parece infinita.

Luego, el levantamiento: Reconocimiento de que nuestra capacidad de amar no dependía de esa persona. Era nuestra. Nuestra Individualidad está intacta. Podemos amar nuevamente, o podemos estar solos y estar bien. Somos libres porque no somos la Personalidad que necesitaba a alguien.

La pregunta masónica: ¿Quiénes somos sin esa relación? Eso es nuestra Individualidad.

Ejemplo 3: Fracaso de Proyecto Grande

Crisis de Personalidad: Fuimos “emprendedores”, “innovadores”, “alguien que hace cosas”. El proyecto colapsa. Nuestra identidad se desmorona.

Muerte y Resurrección: El féretro son los meses donde nada funciona. Cuestionamos si tenemos capacidad. La duda nos atrapa.

Luego, el levantamiento: Reconocimiento de que una idea fallida no significa que seamos un fracaso. Nuestra capacidad de crear sigue intacta. Nuestra Individualidad generó esa idea. Generará otras.

La pregunta masónica: ¿Quiénes somos sin ese proyecto? Eso es nuestra Individualidad.


Aplicación Masónica: Dónde Atacan los Tres Enemigos

En nuestra vida masónica, reconozcamos específicamente dónde los tres asesinos atacan:

La Ignorancia en Logia

¿Ignoramos que hay otras perspectivas masónicas válidas? ¿Asumimos que nuestro rito es el “correcto”? ¿Rechazamos aprender de HH∴ con diferente trasfondo?

Operativamente esta semana: Preguntemos a un H∴ de diferente trasfondo: “¿Cómo entienden ustedes este símbolo?”. Escuchemos sin juzgar.

El Fanatismo en Logia

¿Defendemos apasionadamente nuestra interpretación como si fuera dogma? ¿Nos molesta cuando cuestionan nuestras certezas? ¿Nos volvemos rígidos ante cambios rituales?

Operativamente esta semana: Identifiquemos una creencia masónica que defendemos “sin dudas”. Ahora, intentemos argumentar lo opuesto (juego de perspectivas). ¿Qué descubrimos?

La Ambición en Logia

¿Esperamos que nos reconozcan como maestros “sabios”? ¿Buscamos cargo o autoridad? ¿Enseñamos para vernos como maestros, o para ayudar al otro a crecer?

Operativamente esta semana: Realicemos una acción de servicio en Logia sin que nadie lo sepa o agradezca. Si sentimos frustración porque no nos lo reconocen, tocamos la Ambición.


Los Seis Pilares Fundacionales del Grado

Estos conceptos deben estar claros para todo lo demás del grado:

Pilar 1: Los Tres Enemigos son Partes de Nosotros

No son demonios externos. Son fragmentos de nuestra psique: Ignorancia, Fanatismo, Ambición. Cada plancha futura tocará cómo neutralizarlos. Pero comencemos reconociéndolos en nosotros ahora.

Pilar 2: Personalidad No es Igual a Individualidad

Nuestra Personalidad muere y se regenera constantemente. Nuestro cuerpo cambia cada siete años. Nuestro rol social se transforma. Nuestro ego revienta y se reconstruye.

Nuestra Individualidad es eterna. Toda la obra del Maestro es identificarnos con la Individualidad, no con la Personalidad.

Pilar 3: La Muerte es Aparente, no Real

Lavagnini es radical: la muerte no es el fin. Es un cambio de forma. Cuando nuestra vida exterior se desmorona, nuestra vida interior continúa.

Comprender esto profundamente es liberador. Ya no tememos los cambios. Ya no nos aferramos a formas que mueren. Conocemos lo que persiste.

Pilar 4: Vida y Muerte son el Misterio Central

Hasta que no entendamos qué es la Vida (manifestándose desde adentro hacia afuera) y qué es la Muerte (cambio de manifestación), no entendemos el grado.

Volveremos a esto repetidamente. Cada plancha subsecuente es un capítulo de este mismo misterio.

Pilar 5: El Levantamiento es el Toque de Maestro

Ese agarre en forma de garra que experimentamos en el ritual no es simbólico abstracto. Es reconocimiento mutuo entre quien está en la Verdad y quien busca la Verdad.

Es la firma del grado. Cuando un verdadero Maestro toca a otro, ambos saben: “Está despierto. Ha pasado por la muerte. Es uno de nosotros.”

Pilar 6: El Salario del Maestro es Amor y Servicio

A diferencia del aprendiz (cuyo salario es instrucción) y el compañero (cuyo salario es progreso), el maestro no busca recompensa externa.

El servicio amoroso es nuestro salario. Esto nos cambia internamente si lo vivimos genuinamente. No es bondad forzada. Es la consecuencia natural de haber pasado por la muerte de la Personalidad.


Reflexión Final y Acciones

Mis QQ∴ HH∴, la leyenda de Hiram no es historia antigua. Es nuestra historia, repetida en cada maestro que se exalta.

Es la historia de cómo toda muerte aparente es un llamado a despertar a nuestra verdadera naturaleza.

Los tres asesinos (Ignorancia, Fanatismo, Ambición) seguirán atacándonos. No desaparecen. Se vuelven más sutiles a medida que avanzamos.

Los nueve maestros (nuestras mejores intenciones, nuestra verdadera voluntad) seguirán buscándonos cuando caigamos.

La pregunta es simple: ¿Permitiremos ser levantados?

No solo una vez en el ritual. Sino constantemente, en cada crisis, en cada muerte pequeña.

Porque eso es la vida de un Maestro: morir a la ilusión, ser levantado a la realidad, nuevamente y nuevamente, hasta que finalmente entendamos que nunca morimos realmente. Solo despertamos.

Acción de esta semana:

  1. Identificar los Tres Asesinos en nosotros: ¿Dónde actúan Ignorancia, Fanatismo, Ambición en nuestra vida ahora? Escribamos una página.
  2. Una pequeña muerte: Permitamos que algo de nuestra Personalidad muera esta semana. Renunciemos a un rol, a una certeza, a una necesidad de reconocimiento. Observemos qué permanece.
  3. Una búsqueda consciente: Cuando algo en nosotroscaiga” esta semana, en lugar de huir del dolor, permanezcamos en él 3 días. Observemos: ¿qué nos busca? ¿Quién es el “nueve maestros” que intenta levantarnos?
  4. Meditación del Féretro: 10 minutos en silencio total, en espacio oscuro si es posible. Imaginemos el féretro. Luego, imaginemos manos levantándonos. Sintamos la diferencia.

Pregunta para la reflexión interna:

¿Quiénes somos sin nuestra máscara? ¿Quién permanece cuando todo cae?


Que los Tres Asesinos se transmuten en Tres Guardianes.

Que los Nueve Maestros continúen su búsqueda.

Que seamos levantados, nuevamente y nuevamente.

Inicio